Distorsión Cognitiva: Razonamiento Emocional

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Distorsión Cognitiva: Razonamiento Emocional

¿Qué es el Razonamiento Emocional?

El razonamiento emocional es una distorsión cognitiva que provoca que quien la padece sustituya la información objetiva por sus propios sentimientos. Cuando una persona sufre de razonamiento emocional, cree todo lo que le dicen sus sentimientos, incluso si los hechos de la situación los contradicen. El razonamiento emocional carga sobre sí mismo con la carga de todas las situaciones. No es posible ver las situaciones objetivamente, solo a través de los propios sentimientos. Los sentimientos se convierten en hechos y las interacciones con los demás y con uno mismo se vuelven cada vez más difíciles.

Esta distorsión no pregunta: “¿Qué es real?”, sino: “Si lo siento, debe ser real”. El razonamiento emocional infunde la creencia de que lo que uno siente debe reflejar la verdad.

Si me siento indigno, no amado y con miedo, entonces debo ser indigno, nadie me ama y debe haber peligro cerca.

Pero eso es una trampa. Tus emociones son reales, pero no siempre son correctas. Los sentimientos son señales, no veredictos. Si el enemigo logra engañarte para que confíes en tus sentimientos en lugar de en tu fe, puede discretamente apartarte de la verdad. Y pronto, tus emociones se convierten en el tribunal, y tu corazón, en el juez.
¿Alguna vez has sentido algo tan profundamente que tenía que ser verdad, incluso cuando los hechos decían lo contrario? Eso es razonamiento emocional. Es otra distorsión cognitiva que usa el enemigo para distorsionar nuestra visión del mundo, de nosotros mismos y de Dios.
Este punto de apoyo mental nos convence de que nuestras emociones son hechos, y una vez que esa mentira se instala en nuestro espíritu, se vuelve increíblemente difícil ver con claridad. El razonamiento emocional te sitúa en el centro de la verdad, en lugar de en Dios.

Distorsión en la vida real:

Veamos algunos ejemplos de cómo esta distorsión puede manifestarse en situaciones de la vida real.

El padre/madre
Ve a su hijo/a con un/a amigo/a del sexo opuesto y siente que tienen una relación romántica. En lugar de preguntarle o darle espacio, lo/la acusa y daña la confianza en la relación.
El/La empleado/a
No es invitado/a a una reunión. Se siente excluido/a. Asume que no le cae bien.
Se retrae, deja de contribuir y su rendimiento baja, todo por un sentimiento.
El/La profesor/a
Recibe un correo electrónico crítico de uno de sus padres que lo/la hace sentir atacado/a personalmente. Esto hace que el/la profesor/a sienta que toda la clase lo/la odia.
Luego, pasan sus días en una espiral de frustración, cuando la nota simplemente se refería a una mala calificación.

Una profecía autocumplida

Imagina a un estudiante que se presenta a un examen parcial. Empieza a sentirse ansioso y toma esta ansiedad como prueba de que va a reprobar. Como resultado, deja de estudiar, ¿qué sentido tiene? De todas formas, va a reprobar. La profecía se cumple entonces cuando el estudiante obtiene un mal resultado en el examen por falta de preparación.

Es como un hombre con gafas distorsionadas: cada lente está teñido por la emoción.

Si se siente triste, el mundo es gris.
Si tiene miedo, todos son una amenaza.
Va por la vida reaccionando a sombras que no existen.

El razonamiento emocional es la creencia de que lo que sientes debe reflejar la verdad.
Si me siento indigno, no amado y con miedo, entonces debo ser indigno, nadie me ama y el peligro debe estar cerca.

Esta distorsión no pregunta: “¿Qué es real?”, sino: “Si lo siento, debe ser real”.

Pero eso es una trampa.
Tus emociones son reales, pero no siempre son correctas. Los sentimientos son señales, no veredictos. Si el enemigo logra engañarte para que confíes en tus sentimientos en lugar de en la fe, puede discretamente apartarte de la verdad. Y pronto, tus emociones se convierten en el tribunal, y tu corazón, en el juez.

La verdad de Dios/Respuesta bíblica

El razonamiento emocional no es nuevo. La Biblia habla directamente de esta trampa del corazón:

Jeremías 17:9 – “Engañoso es el corazón más que todas las cosas…”

Isaías 55:8-9 – “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos…”

1 Juan 3:20 – “Si nuestro corazón nos reprende, sabemos que Dios es mayor que nuestro corazón.”

Sansón ignoró las señales de alerta debido a su apego emocional a Dalila. A pesar de sus repetidas traiciones, sus sentimientos lo mantuvieron atado, hasta que le costó todo. Sus emociones se impusieron a su razón. Y su caída no fue física primero, sino mental.

Dios nunca nos pidió que siguiéramos nuestros sentimientos; nos pide que lo sigamos a Él.
Él no es un latigazo emocional; es estable, misericordioso e inmutable.
Cuando los sentimientos afloran y susurran mentiras, la verdad de Dios habla con más fuerza:

“Me siento solo, pero Dios dijo que nunca me dejaría.”
“Me siento ansioso, pero Dios me dio dominio propio.”
“Me siento sin amor, pero Jesús murió porque soy profundamente amado.”
Tus sentimientos no tienen la última palabra. Dios sí.

Herramientas de sanación y prácticas de pensamiento

Aquí tienes algunas herramientas espirituales y prácticas para desarmar el razonamiento emocional:

  • Nómbralo:
    ¿Qué siento ahora mismo? ¿De dónde viene?
  • Compruébalo:
    ¿Cuál es la evidencia real de este sentimiento?
  • La verdad sobre el sentimiento:
    Di una escritura que contradiga la mentira.
  • Escríbela. Dila. Créela.
  • Pregúntale a la fuente:
    “¿Este pensamiento viene de Dios, de mí mismo o del enemigo?”
  • Registra la desconexión:
    ¿Qué siento?
    ¿Qué dice la Palabra de Dios?
    ¿Qué es realmente cierto?

Conectémonos

¿Te has sorprendido creyendo algo simplemente porque lo sentías profundamente? No eres débil. Estás bajo ataque. Pero podemos contraatacar con la verdad.
No tienes que afrontar esto solo. Acércate. Caminemos juntos en libertad.
Y recuerda siempre: Jesús tiene la última palabra, no tus sentimientos.


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